Viernes, 17 de Octubre de 2008 21:00
Por Jorge Javier Tairovich
A cinco meses de la llegada a Juan Lacaze del Plan Ceibal (Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea), y sus “Laptops”, fuimos en busca de los involucrados -maestras, alumnos, padres y colaboradores-, para preguntarles ¿cómo se va desarrollando el proyecto?, ¿qué dicen los niños?, ¿las docentes fueron preparadas?, ¿cómo se maneja el acceso a Internet?
El programa Ceibal busca promover la inclusión digital con el fin de disminuir la brecha existente respecto a otros países y de los ciudadanos del país entre si, de manera de posibilitar un mayor y mejor acceso a la cultura y educación.
Hace ya un tiempo es muy común ver a los escolares de la ciudad recorrer sus barrios con sus laptop verdes. Según datos del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) que gerencia el programa, en Juan Lacaze se distribuyeron más de 1.000 computadoras portátiles entre alumnos de las escuelas 39, 100, 105 y 136.
El momento era muy esperado principalmente por los niños desde mayo de 2007 cuando fueron entregadas las primeras 150 computadoras en Villa Cardal (Florida) donde se inauguró el programa en forma piloto. “Las caritas de los niños cuando llegaron fue inolvidable, porque las esperaban con muchas ganas”, dijo Gimena Martínez, maestra de las escuelas Nro. 39 y Nro. 100. Además, “ver a los chiquilines con las máquinas, preguntándote y eligiendo los colores, fue muy lindo y gratificante”, agregaron Carlos Suárez y Carla Calistro integrantes de la Red de Apoyo al Plan Ceibal (RAPC). “Después de la entrega también fue lindo porque venían a preguntarte todo, y bueno uno iba aprendiendo a utilizar la máquina de a poco junto con ellos. El primer contacto de los niños fue muy bueno”, aclararon.
MUCHAS DUDAS
No sólo los niños esperaban las computadoras con mucha expectativa sino también las docentes. “Si bien nosotros ya trabajábamos con computadoras en la escuela, teníamos muchas ganas de recibirlas y ver qué se podía hacer, porque cuando nos dieron las charlas vimos que las posibilidades que tenían para trabajar con ellas todos los niños eran muy buenas”, explicó Solana Fierro, maestra de la escuela rural Nro. 21 de Colonia Cosmopolita.
La maestra de sexto año de la escuela Nro. 105, Ana Alvariño, reconoce que pertenece a una generación que no maneja mucho las computadoras -”las maestras que lo hacen es porque se han especializado”-, pero dijo que las laptops “han colmado” sus expectativas y las han superado. “Tenia mis dudas en cuanto a las máquinas, que los chiquilines supieran mas que yo, que realmente saben, pero para mi han sido de gran utilidad”, subrayó la docente.
En cuanto al aprendizaje y cómo se han adaptado los niños a la “maquina”, las docentes explicaron que los chiquilines no tienen ninguna dificultad, y que se adaptaron rápidamente. “Saben usarlas y, aunque ahora ha bajado la motivación, es una generación que no tiene miedo a los botones”, explicó Alvariño. Según Gimena Martínez “a veces son los maestros los que presentan alguna dificultad o miedo, como sucedió en la época de la llegada de las computadoras”.
“ESTA CONTROLADO, PERO NO TODO”
Un tema que ha dado mucho que hablar -y maestras y padres manejan con mucho cuidado-, es el libre acceso a Internet que ofrecen las laptops. El mensaje de los docentes es que siendo importante y fascinante poder conectarse a Internet, hay que tener mucho cuidado con los niños cuando no están en clase. Todo pasa por cómo se trabaje en ese tema en el entorno familiar y que los padres verifiquen en que lugares “navegan en Internet” sus hijos.
Si bien el programa tiene páginas bloqueadas, cierta vez que los escolares buscaban material sobre el poeta Fernán Silva Valdez “apareció una modelo Guillermina Valdez con poca ropa”, recordó Martínez. “En las reuniones que tuvimos con los padres se les recomendó que el niño no entre a Internet solo sino acompañado por algún adulto de modo de evitar que, por ejemplo, chatee con desconocidos”.
Otra maestra consultada por LA VOZ DE LA ARENA afirmó que los padres le reclaman “que no mande tareas que impliquen conectarse a Internet porque los niños ponen como excusa que tienen que ir a hacer los deberes y se van para otro lado”. Carla Calistro de la RAPC contó que su hermano y un amigo “iban a la plaza y decían que querían buscar mujeres, y yo me preguntaba ¿cómo pueden buscar mujeres si no se puede?: lo que pasa es que Internet es tan grande que hay cosas que se limitan, pero otras páginas se pueden ver. Hoy algo esta controlado, pero no todo”.
POCA PREPARACIÓN
Algunas maestras argumentan que no fueron debidamente preparadas para desarrollar este proyecto de mejor manera. “Nos prepararon muy poco. Yo creo que la fortaleza más grande que tenemos los docentes es la ayuda mutua, no lo que te brinda el Estado”, dijo Alvariño. “Después que se implementó el proyecto cada uno hace lo que puede en su salón, por ejemplo le pedís ayuda a la maestra que sabe computación. Es la típica del cooperativismo: vos sabes un poco más de historia, 'no me preparás tal lección', a mi clase continuamente va una maestra que sabe computación a darme una mano. No hubo preparación”.
Para Martínez se trata de vencer el miedo. “Es como todo. A mi tampoco nadie me dio clases, pero es ponerse, entrar y perder el miedo, porque muchas maestras tienen miedo a romper algo, que eso el niño no lo tiene, ellos continuamente están descargando”. Y abrir un poco la cabeza: “acá no es que el maestro le enseña al niño, porque en mi caso siempre me están enseñando, ellos descubren con mucha más facilidad, cosa que a nosotros nos cuesta”.
A FAVOR Y EN CONTRA
La oportunidad de implementar el Plan Ceibal tiene votos a favor y votos en contra. “Me parece que faltaba un poco para implementar algo así, hay otras cosas, otras prioridades que capaz que todavía no las tenemos. Me parece que no estábamos preparados para poderle sacar todo el provecho que le podemos sacar”, comentó una maestra.
Gimena Martínez lo ve como algo “muy positivo”. Cuando la noticia del Plan Ceibal surgió en la prensa, “no pensé que se iba a concretar, pensé que era algo político y nada mas. Yo lo veo muy positivo, porque son pocos los que tienen acceso a una computadora y es como democratizar el conocimiento, acá tenemos acceso todos y esta muy bueno”.
Para los integrantes del RAPC, Carlos Suárez y Carla Calistro, se trata de “una herramienta nueva que no todos pueden tener”. No obstante, puede criticársele que a veces las niñas y niños pasen mucho tiempo frente a las máquinas. “Los niños deben tener límites, y eso lo tienen que hacer los padres. Muchas veces lo dejan todo el día con la computadora y después no te agarran un libro. Si se controla es una herramienta más”.
Pablo, padre de Francisco, alumno de primer año, aun no está convencido de las bondades del plan. “No se, creo que sería conveniente tener una sala de informática en cada escuela”. Según Laura, madre de Ezequiel, alumno de quinto año, “el plan es positivo: hace un tiempo era impensado que todos los niños tuvieran acceso a una computadora, si aprenden a usarlas como corresponde, sería fantástico”.
Para Osvaldo, padre de Darío, el Plan Ceibal “es muy positivo” porque representa “darle la posibilidad a todos los niños de tener su computadora: los hace sentir mas importantes. Es una herramienta que hay que saber usar y la familia tiene que tener un control de lo que hacen y lo que no hacen”.